Su principal función es lanzar una solución acuosa en un chorro pulverizado, ya que utilizan un gas auxiliar para poder enviar el agua con la suficiente presión para sofocar las llamas.
Pensados para acabar con las llamas provocadas por materiales como cartón, madera o papel entre otros. En definitiva, se trata de una herramienta muy eficaz para sofocar un incendio ya que no contaminan el medio ambiente ni dañan a las personas, pero son sumamente peligrosos si el fuego se ha originado por un tema eléctrico ya que el agua es un material conductor de la electricidad.